
LA CONQUISTA ESPIRITUAL
En España existían diferentes posturas con respecto a cómo debía llevarse a cabo la tarea de evangelización de los indígenas. En 1550, Carlos I de España mandó constituir una junta en la ciudad de Valladolid integrada por juristas y teólogos, en el que hablarían todos los ponentes, en contra o a favor del uso de la fuerza para doblegar a los indios. La visión más cruel era representada por Juan Ginés de Sepúlveda, humanista y experto en griego que justificaba la conquista y evangelización forzosa de los pueblos autóctonos.
Durante la disputa de Valladolid el jurista Juan Ginés de Sepúlveda presentaba el siguiente argumento a favor del uso de la fuerza:
«Con perfecto derecho los españoles imperan sobre estos bárbaros del Nuevo Mundo e islas adyacentes, los cuales en prudencia, ingenio, virtud y humanidad son tan inferiores a los españoles como niños a los adultos y las mujeres a los varones, habiendo entre ellos tanta diferencia como la que va de gentes fieras y crueles a gentes clementísimas. [...] ¿Qué cosa pudo suceder a estos bárbaros más conveniente ni más saludable que el quedar sometidos al imperio de aquellos cuya prudencia, virtud y religión los han de convertir de bárbaros, tales que apenas merecían el nombre de seres humanos, en hombres civilizados en cuanto pueden serlo? [...] Por muchas causas, pues y muy graves, están obligados estos bárbaros a recibir el imperio de los españoles [...] y a ellos ha de serles todavía más provechoso que a los españoles [...] y si rehúsan nuestro imperio podrán ser compelidos por las armas a aceptarle, y será esta guerra, como antes hemos declarado con autoridad de grandes filósofos y teólogos, justa por ley natural...»
Fragmento de De la justa causa de la guerra contra los indios.
